Publicado por AdminKonrad el 03/09/2025
Más allá de la ausencia de enfermedades, la salud mental se refiere a un estado de bienestar en el cual las personas son conscientes de sus propias capacidades, pueden afrontar las tensiones de la vida, trabajar de forma productiva y contribuir a su comunidad (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2022). Es decir, es el equilibrio que nos permite desarrollarnos plenamente, gestionar nuestras emociones y enfrentar los desafíos cotidianos.
De esta manera, la UNICEF (2022) destaca que la salud mental es primordial para nuestra capacidad de pensar, sentir, aprender, trabajar y establecer relaciones significativas. No se limita únicamente a la ausencia de trastornos mentales; es una parte esencial de nuestra salud y bienestar general.
Así pues, reconocer la importancia de la salud mental nos lleva a reflexionar sobre las acciones que realizamos para mantenerla y fortalecerla. En este contexto, el autocuidado es una herramienta clave. A través de prácticas conscientes y cotidianas, el autocuidado nos permite preservar nuestro equilibrio emocional y afrontar la vida con mayor resiliencia.
Cuidarse a uno mismo no debería ser la última opción, sino una prioridad diaria. El autocuidado no se trata solo de momentos de descanso o de “consentirse”, sino de decisiones conscientes que nos ayudan a mantenernos en equilibrio, prevenir el desgaste emocional y responder con más fuerza ante las exigencias del día a día. Es una práctica personal, flexible y profundamente necesaria, especialmente en un mundo donde la rutina, el estrés y la autoexigencia pueden fácilmente alejarnos de nosotros mismos.
En este sentido, el autocuidado puede entenderse como un conjunto acciones individuales o colectivas que realizamos para fortalecer o reestablecer un estado de bienestar general y evitar enfermedades. También se entiende como la capacidad de las personas, las familias y las comunidades para promover y mantener la salud y para prevenir enfermedades y hacerles frente (OMS, 2024).
Pues, el autocuidado y nuestra salud mental van de la mano como si fueran mejores amigos. Tener acciones que estén destinadas a cuidarte no solo te ayuda a nivel físico, sino que también cuidan tu mente, por ejemplo, las personas que tienen acciones de autocuidado regulares como hacer ejercicio o pasar tiempo con amigos y amigas, tienen menos riesgos de experimentar agotamiento mental, que fue algo que sucedió mucho en la pandemia. Entonces, algo tan simple como sentarte 10 minutos y respirar profundo puede calmar las sensaciones de que algo te sobrepasa (Jaarsma, Westland, Vellone, Freedland, Schröder, Trappenburg, Strömberg & Riegel, 2020) (Scott & Goldman, 2024). Adicionalmente, la OMS menciona que el autocuidado es vital en lugares donde, infortunadamente, no hay fácil acceso a profesionales de la salud mental, es decir, el autocuidado te da herramientas para poder manejar el estrés por tu cuenta (OMS, 2023).
Pero el autocuidado no solo se trata de ayudarte a prevenir problemas, también es útil para que disfrutes más de la vida. Como mencionábamos antes, pasar tiempo con gente que es especial para ti o aprender cosas nuevas no solo te “distrae” de las preocupaciones, sino que te hace sentir más conectado o conectada y más capaz.
Adicional, sabías que hacer actividad física como el ejercicio, bailar o correr ayuda a que nuestro cuerpo libere endorfinas que son un “shot” de felicidad para tu cerebro. Así, en momentos difíciles como una pérdida o un día complicado, las acciones de autocuidado como escuchar música o tomar una bebida agradable, pueden ser un abrazo para tu salud mental (Bottaro & MacIntyre, 2024).
Básicamente, cuidar de ti mismo o de ti misma es como construir un escudo para tu mente, te hace más fuerte incluso cuando las cosas se ponen difíciles.
El autocuidado no es una única acción, ni una receta universal. Es un conjunto de decisiones que tomamos cada día para estar bien con nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestra mente y nuestro entorno. Aquí te contamos cinco tipos de autocuidado que, en conjunto, forman una base sólida para fortalecer tu salud mental:
Cuidar el cuerpo también es cuidar la mente. Dormir bien, alimentarte de forma saludable, moverte, hacer ejercicio o visitar al médico cuando lo necesitas son formas básicas, pero poderosas de mantener el equilibrio.
¿Te permites sentir lo que sientes? El autocuidado emocional tiene que ver con reconocer tus emociones, expresarlas sin juzgarte, y buscar formas saludables de procesarlas. Puede incluir acciones como llorar cuando lo necesitas, pedir ayuda, hablar con alguien de confianza o simplemente darte un respiro.
Cuidar tu mente también es parte del proceso, actividades como leer, aprender algo nuevo, reflexionar, escribir, jugar ajedrez o simplemente desconectarte un rato del ruido digital son formas de proteger tu atención, tu creatividad y tu claridad mental.
No estamos hechos para vivir aislados. El autocuidado social implica rodearte de personas que te escuchen, te respeten y te hagan bien. También es saber poner límites, decir que no cuando lo necesitas, y buscar espacios donde puedas ser tú mismo/a.
No siempre se trata de religión. A veces, basta con conectar con lo que te da sentido: tus valores, la naturaleza, el arte, el silencio o incluso la meditación. El autocuidado espiritual es esa parte de ti que busca paz interior, propósito y conexión con algo más grande.
Ahora que conoces los distintos tipos de autocuidado y cómo cada uno impacta tu bienestar, es momento de llevarlos a la acción. Porque entender el autocuidado es importante, pero practicarlo en el día a día es lo que realmente marca la diferencia. No se trata de grandes cambios ni de seguir una rutina perfecta, sino de reconocer lo que necesitas y comprometerte contigo mismo/a, un paso a la vez.
A continuación, encontrarás algunas prácticas sencillas que puedes incorporar en tu rutina para comenzar o fortalecer tu camino de autocuidado.
Autocuidado físico
Alimentación saludable: Procura alimentarte con base en una dieta variada, con alta ingesta de alimentos de origen vegetal (OMS,2020). Para ello ten en cuenta las siguientes recomendaciones:
Actividad física: Lo recomendado por la OMS es acumular entre 2 horas y media a 5 horas de actividad aeróbica moderada a la semana, o 1 hora y media a 2 horas y media de actividad física aeróbica de alta intensidad (OMS, 2020).
Puedes implementar en tu rutina:
Autocuidado emocional
Autocuidado cognitivo
Algunas prácticas para mantener y potenciar tus habilidades cognitivas son:
Autocuidado social
Aquí tienes algunas formas de cuidar de la manera en que te relacionas con otras personas, el tiempo y las actividades que dedicas a ellos:
Observa el siguiente video y prueba la estrategia de comunicación asertiva o colaborativa (García, 2022).
https://youtube.com/shorts/NMY-Mod58gQ?si=FCIWfuXkqJ3WWC5e
Autocuidado espiritual
Implementar el autocuidado es la mejor manera de gestionar síntomas de agotamiento, reducir el estrés y la ansiedad (Sawyer, 2023). Algunas estrategias desde el área espiritual son:
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